Fondo

30 de junio de 2014

Odio los Lunes (I)


Esta mañana (como cualquier otro odiado lunes) tenía que ponerme el casco, coger mi moto y dirigirme a la oficina.

Pero ... miradlo. Él estaba allí, sentado.
Es el hombre que sabe que puede retrasarse al llevar la compra a casa.
Quizás no lleva nada de congelados.
Quién sabe.

Quizás ni viene del supermercado.
Es demasiado obvio, no?

El hombre que descansa junto a mi moto (la que debería coger para ir al trabajo) tiene las bolsas llenas de ... utensilios de cerrajero.
Herramientas y plastilina.

Plastilina con la que estropea tu cerradura.
Para que llames al cerrajero.

Él es el cerrajero y espera a que lo llames porque acaba de joderte la cerradura.

El muy cabrón estropea tu cerradura, se sienta en un banco cercano y escribe en un papel esperando a que suene el teléfono.

El hombre escribe ... qué escribe?

Escribe algo tremendamente importante:
           El secreto de la vida.

Es un hijo de puta que se dedica a fastidiar cerraduras pero sabe el jodido secreto de cómo ser feliz el resto de tu vida.
                                                          Y ahí está. Tranquilo. Como si no pasara nada.

Cuando lo llamas aparece en poco tiempo.
Tú piensas que el tipo es súper eficiente y profesional en su trabajo.

Dejo de dar vueltas a esta idea cuando el hombre se levanta y desaparece en la siguiente calle al frente, a la derecha.

Me pongo el casco.
Me subo a la moto.
Intento meter la llave pero no puedo...

Hay plastilina en la cerradura.