Fondo

27 de septiembre de 2013

Tu y tus frases

Cogí el papel y el lápiz para escribirte una carta de las de antes.
Papel ajado y amarillento, lápiz mellado.
El sobre barato. De los que debes poner cinta adhesiva para que pegue y cierre.

Empecé como me enseñaron en el cole:
Querida...
                            Para terminar con:
...Atentamente.

Entre esas dos palabras lo dejé todo en blanco.
La cerré.
Caminé hasta tu casa.
 La metí bajo tu puerta.


Todo para demostrar tu teoría. Una de las tantas con las que me instruyes cada día.

Esa de que siempre sabrás leerme entre líneas.



Y ahora yo espero en plan Esperanza Gracia, pensando que quizás tu y tus frases te lleven a algo que te inquieta, te atormenta o te perturba.

20 de septiembre de 2013

Imagen o Palabras

Esta mañana, al abrir la puerta de casa, me tropecé con esta caja abandonada.





Le saqué una foto, le puse un filtro "de los guapos" y la subí al Facebook.





A estas alturas del día eres la única persona que le ha dado a “Me gusta”. Lo que me lleva a pensar que quizás has sido tu e intentas decirme algo: 

Que encontraste trabajo en una empaquetadora.
Que el dinero que me debías me lo vas a pagar en plátanos.
Que quieres que coma más fruta.
Que si renovara el dildo del cajón volverías a mi cama.
Que en nuestra relación falta potasio, magnesio y ácido fólico.
Que quieres que intente batir el récord de plátanos que entran y salen de mi cuerpo.
Que las motitas te ponen a tono.
Que quieres  "que me den bien por el culo"...

Como verás, esta caja solo me crea angustia. 
Me has jodido pero bien el día.

Porque hasta aquí llevo unas 159 palabras. Y si esta imagen vale más de mil, aún me queda un buen rato de pensamientos absurdos.

PD: Con lo fácil que habría sido dejar una nota...(188 palabras)

13 de septiembre de 2013

Putadas del Destino

El hombre del tiempo que nunca había acertado en sus predicciones salió de casa temprano.
La noche anterior comunicó a su público que caerían chuzos de punta. Pero no fue así, como siempre. El día estaba soleado y tuvo que cambiar el chubasquero por las cholas y las bermudas.


La mujer óptico que nunca había acertado en las dioptrías de sus clientes salió de su trabajo antes de tiempo. Cada día tenía menos pacientes debido a sus falsos diagnósticos.

Los dos se cruzaron en un puesto del mercado, junto al puesto de antigüedades.

Ella con la chaqueta enrollada en el bolso, pues el hombre del tiempo había pronosticado lluvias.
Él llevaba puestas unas gafas de sol graduadas por ella. No veía bien, pero le habían costado tan caras que tenía que darles uso.

Después de esta vez se encontrarían muchas más veces a lo largo de su vida. Pero nunca llegarían a conocerse. Esa sería la putada de las Moiras, pendientes de cada designio de sus vidas.

Porque las diosas estaban cansadas de cambiar sus vacaciones por culpa del inepto del tiempo. Y porque su trabajo se había vuelto más estresante desde que la gente no se veía en los lugares asignados debido a la imbécil de la óptica.

6 de septiembre de 2013

Donde comienza la carretera

Llegó al sitio acordado.
Aparcó y volvió  leer el mail recibido.

"Donde comienza la carretera.
Donde el poste de la luz divide el paisaje.
Donde paramos aquella vez imaginando que tú eras Jesse Pinkman y yo Walter White."



Bajó del Fiat Panda 4x4 y se atusó el pelo pensando en la razón que tenía cuando le dijo que ese sería un buen lugar para empezar el negocio de las metanfetaminas.

+ A quién se le ocurre. 
Pensó.

- Deberías dejar de ver tanta serie americana.
Sonó tras de sí.

El viento barría la tierra bajo sus pies.
Ella llevaba un pañuelo atado a la cabeza, a lo Thelma & Louis.

- Y también deberías ver más cine español.
Espetó entre dientes.

La miraste como debía ser. De arriba abajo, deleitándote en sus labios, sus hombros, sus pechos, las caderas, las rodillas asomadas en ese vestido veraniego.
Se acercó lentamente, dejándote hacer, contoneándose entre los remolinos de tierra.

- Sabía que recordarías este lugar.
Susurró al llegar a ti.

+ ¿Y porqué no iba a recordarlo?
Preguntaste con la indignación de cualquiera que lleva meses recordando cada momento con esa persona que desapareció cerrando las puertas tras de sí, tirando la llave desde la escollera, borrando el libro de los recuerdos.

- Porque nunca merecí tu compañía, los orgasmos...
+ ... sentimientos y sexo, veo que no has cambiado mucho.

Y se le escapó un suspiro, dio media vuelta y volvió a subirse el coche.

Sin creértelo mucho vacilaste dando patadas a las piedras que el viento no podía alejar con su fuerza. Al levantar la mirada el coche arrancaba y desaparecía en aquella carretera solitaria.
Perfecta para montar la caravana y fabricar buena meta.

Siempre te deja donde comienza la carretera. Donde las cosas puedan cambiar. Donde todo dependa de ti. Y es que, después de todo este tiempo, no había cambiado nada.