Fondo

6 de septiembre de 2013

Donde comienza la carretera

Llegó al sitio acordado.
Aparcó y volvió  leer el mail recibido.

"Donde comienza la carretera.
Donde el poste de la luz divide el paisaje.
Donde paramos aquella vez imaginando que tú eras Jesse Pinkman y yo Walter White."



Bajó del Fiat Panda 4x4 y se atusó el pelo pensando en la razón que tenía cuando le dijo que ese sería un buen lugar para empezar el negocio de las metanfetaminas.

+ A quién se le ocurre. 
Pensó.

- Deberías dejar de ver tanta serie americana.
Sonó tras de sí.

El viento barría la tierra bajo sus pies.
Ella llevaba un pañuelo atado a la cabeza, a lo Thelma & Louis.

- Y también deberías ver más cine español.
Espetó entre dientes.

La miraste como debía ser. De arriba abajo, deleitándote en sus labios, sus hombros, sus pechos, las caderas, las rodillas asomadas en ese vestido veraniego.
Se acercó lentamente, dejándote hacer, contoneándose entre los remolinos de tierra.

- Sabía que recordarías este lugar.
Susurró al llegar a ti.

+ ¿Y porqué no iba a recordarlo?
Preguntaste con la indignación de cualquiera que lleva meses recordando cada momento con esa persona que desapareció cerrando las puertas tras de sí, tirando la llave desde la escollera, borrando el libro de los recuerdos.

- Porque nunca merecí tu compañía, los orgasmos...
+ ... sentimientos y sexo, veo que no has cambiado mucho.

Y se le escapó un suspiro, dio media vuelta y volvió a subirse el coche.

Sin creértelo mucho vacilaste dando patadas a las piedras que el viento no podía alejar con su fuerza. Al levantar la mirada el coche arrancaba y desaparecía en aquella carretera solitaria.
Perfecta para montar la caravana y fabricar buena meta.

Siempre te deja donde comienza la carretera. Donde las cosas puedan cambiar. Donde todo dependa de ti. Y es que, después de todo este tiempo, no había cambiado nada.

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