Fondo

30 de noviembre de 2013

Menos que ayer, más que mañana

Cuéntame algo.
- ¿Qué hice hoy?

Algo más profundo.
- No sabes si lo que hice hoy tuvo algo que ver con mi alma pervertida.

No me apetecen historias en las que ligas con desconocidos.
- Pues tú te lo pierdes.

Contigo siento que siempre pierdo.
- A ver si en realidad vas a ser tú la persona que quiere contar algo.

Ya estás dándole la vuelta a todo, como siempre.
- Antes eso te gustaba de mi.

Antes también creía en Dios, creía en las personas...
- Ya estás en plan víctima con el mundo.

Y tú con esos pelos.
- De verdad que hay días que estás tremendamente insoportable.

Pero aún así, te encantaría follarme.
- Eso es algo que nunca sabrás del todo.

Dale tiempo al tiempo.
- ...

Y el tiempo pasó. Yo te miré con intención de desnudarte.
Tú cambiaste de canal en la tele. Hicimos de cenar.

Sería más barato y fácil que estar junto a ti en el sofá







Nos sentamos en el sofá como si estuviésemos tu en Chile y yo en Senegal.











Y en la cama volví a pensar frases ingeniosas que hicieran que me quisieras más que ayer.

                                              Pero siempre fue más que mañana.

8 de noviembre de 2013

La ÚNICA Reacción

¿Sabes de ese lugar de tu pueblo o ciudad al que siempre vas?
Sí.
Ese que a simple vista es un banco, una cafetería o una panorámica desde una barandilla.
¿Ya has pensado en él?






Había un lugar, ni de cuento, ni de fantasía,
al que siempre llevaba a su nueva pareja.








Había llevado a tantas ya, que su esperanza de encontrar a "LA ÚNICA" cada día era más escasa.

A veces,  "LA posible ÚNICA", había reaccionado:
Gritando.
Ignorando.
De manera romántica.
Con frases asesinas.
Con una canción.
En silencio.
Con la historia de algún lugar parecido que, supuestamente, era más bonito.
Con signos de polvo fácil.
Exitante.
Seducible.
Infumable.
Resistible.
Olvidable.

No recordaba, en cierta manera, ni cuántas eran, ni su nombre. Sólo su reacción estúpida.
Porque esa reacción no era la esperada. Esa reacción no era digna de "LA presunta ÚNICA".

Aunque, si bien es cierto, "LA última ÚNICA" no lo había hecho tan mal.
Había respirado al llegar.
Observado.
Se había dirigido a sus ojos de manera cercana.
Sintió cómo se mimetizaba con el lugar, sus palabras, sus sensaciones.

Pero fue "LA ÚNICA" que no le dio su teléfono.
Y eso, como todas las demás reacciones, había sido estúpido por su parte.



4 de noviembre de 2013

Sobrevivir al despiste

Después de la ducha matinal se dirigió al armario y cayó en la cuenta que hacía más de una semana que no ponía una lavadora.
No tenía ropa interior limpia.

Si tuviera 15 años menos se dirigiría como una energúmena hacia la cocina gritándole a su madre lo inepta que era por no tener preparadas unas bragas limpias y bien dobladas. Pero no era la situación.
Ya hacía unos añitos que vivía sola, así que ya no tenía a nadie a quién gritar.

Estuvo un rato decidiendo si le daba la vuelta a las últimas que había usado o si por el contrario empezaba el día  "a culo pajarero". 

En la indecisión encendió el teléfono y buscó en google imágenes "culo pajarero", pero no salió nada interesante. Volvió atrás y buscó directamente en la web: "Cómo sobrevivir sin bragas". 
Que aunque ya iba con el tiempo justo para ir al trabajo necesitaba saber la opinión experta "del interné".

La primera entrada que apareció era una de esas preguntas que alguien pone en algún foro con la esperanza de ser contestada.
La pregunta era: ¿Qué opináis de ir sin bragas?
En la que una chica muy preocupada no sabía si salir sin ellas (por petición de su novio), pero con la preocupación constatada de que "a mi me da cosa, y mas al vivir en una ciudad pequeña en la que nos conocemos casi todos".

Se sentó en el sofá y se preguntó si se podía considerar su ciudad como pequeña. ¿Ya la conocían todos?

Siguió con su lectura totalmente hipnotizada. Las respuestas eran inquietantes y más de la mitad afirmaban que era un placer andar por ahí sin ellas.

¿Acababa de descubrir que había perdido parte de su vida en lavar y ponerse unas bragas? 
La última vez que fue al cine, ¿estuvo sentada donde antes otra se había sentado sin ellas? ¿En la guagua? 
¿Habría tenido amigas sentadas en su sofá sin nada bajo su ropa?



Apagó el móvil y se dispuso a probar por primera vez esa sensación.
Se vistió, se maquilló y salió directa al trabajo, que ya llegaba tarde.

Epílogo "pajarero"

Cuando llegó de noche a su casa no recordaba muy bien cómo llegó, qué hizo durante el día, qué almorzó o si en la clase de pilates había hecho los ejercicios.


Cuando estás sin bragas estás más despistada. Esa era su conclusión.

Y a la mañana siguiente volverá a enfadarse, porque olvidó de nuevo poner la lavadora. 

Y es que ya sabe porqué hay mujeres que no llevan bragas: simplemente, sobreviven al despiste.