Sólo te pedí que miraras bajo la cama y te
aseguraras que no había nadie, que no había nada, que estaría a salvo de las
pesadillas.
Pero tu apagaste la luz, cerraste la puerta y
me dejaste bajo las sábanas.
Así que ahora no entiendo porqué me gritas desde afuera que quieres
entrar.
Deberías dejar de hacer tanto ruido.
El monstruo
y yo estamos intentando conocernos.
Ha mirado bajo la cama y me asegura que no hay nada ni nadie, que
estaré a salvo de las pesadillas.
Has dejado de gritar.
El
monstruo tenía razón.
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